Las personas están llenas de hábitos positivos y negativos que van desde hábitos sexuales, laborales, familiares, de consumo, deportivos etc. Los cuales se convierten en rutinas que se van formando con la suma de pequeñas conductas y algunas de ellas pueden terminar en adicción.

Desde una óptica neurocientífica este proceso se conoce como fragmentación del cual son responsables ciertas neuronas localizadas en los ganglios basales y juegan un importante papel en la formación de hábitos. A sí mismo, estos ganglios se encuentran en el cerebro primario o de la supervivencia.
Cuando una conducta es frecuente se forman circuitos o redes neuronales que determinan patrones rígidos de conductas que de tanto repetirse se vuelven automáticas, se hacen resistentes al cambio y se consolidan en la memoria a largo plazo; cuando la conducta produce placer ante una situación, cada vez que el cerebro se enfrenta a la misma situación se genera la misma respuesta conductual porque se activan los circuitos de recompensa cerebral y este se acomoda evitando buscar nuevas formas de respuesta en razón a que hace una economía conductual y como mecanismo de supervivencia toma atajos cognitivos o heurísticos, para responder con la misma conducta evitando otras conductas que le generen riesgo, incertidumbre o indiferencia y acude a las respuestas que ya conoce.
Generalmente, las personas utiliza la fuerza de voluntad para cambiar sus hábitos y casi siempre fracasan, porque la razón casi siempre pierde con la emoción o con el placer. Lo más aconsejable es utilizar técnicas terapéuticas que faciliten aprender a entrenar la mente y a tener autocontrol para reemplazar un hábito por otro y liberarse de esa esclavitud que limita el crecimiento personal y el logro de objetivos.
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Dr Jaime Acosta – Celular ; +57 3045660217
Psicología Clínica – Terapia de Parejas – Sexologia, adicciones,Terapia Psicosomática
Coaching – Trainer en PNL e Inteligencia Emocional,
Entrenador Mental