Toda relación inicia con la etapa de enamoramiento durante esta fase debido a la novedad y a la expectativa el cerebro descarga unos neuroquímicos llamados dopamina y feniletilamina y adrenalina que producen emoción pura, traducida en altos niveles de ansiedad y deseo por querer estar con esa persona y tiene los mismos síntomas que una adicción. Además hay una disminución de la actividad de la corteza prefrontal o área racional del cerebro, lo que te impide que veas a tu pareja en forma objetiva minimizando sus defectos y maximizando sus atributos.
Algunas veces el amor se te acaba como consecuencia de una fuerte decepción, que te lleva a racionalizar tu relación abruptamente producto de una situación dolorosa que riñe con tus valores y principios y no estás en disposición de perdonar, puede ser una infidelidad, una adicción, una conducta inadecuada o cualquier otra situación que para tí no es negociable y cuenta con tu desaprobación y prefieres perder a tu pareja que perder tu amor propio.
Dependiendo de las diferencias individuales, después de unos meses o tres años a lo sumo, comienza una reducción global de estas sustancias neuroquímicas. Proceso en el que el cerebro descensibilizan las emociones y la corteza prefrontal o área pensante, recupera la actividad que te hace racional. Es así como comienzas a ver en forma objetiva a tu pareja, sin emociones y se rompe el encanto.
Cuando se recupera la racionalidad, muchas personas terminan con su pareja y van a buscar nuevas emociones de relación en relación. ¡Son inestables emocionales!. Desconocen que si bien es cierto biologicamente el amor se agota, desde una óptica psicológica se mantiene cuando a demás de emoción le pones pensamientos positivos, lo que te dará como resultado sentimientos positivos. Esto, contribuye al surgimiento de la etapa del amor verdadero donde decides amar a la persona con sus virtudes y errores y para ello se requiere compromiso.
El amor no está todo el tiempo en la cresta de la ola, y este puede tener un descenso por los conflictos de la cotidianidad. Es allí cuando el compromiso aflora y sostiene la relación, el amor y el compromiso son la sociedad perfecta para hacer una relación duradera; pero, si dejas tu relación solo a cargo del compromiso sin que exista amor, este se convierte en sacrificio. La diferencia entre los dos, consiste en que mientras en el compromiso con amor todo lo haces con agrado porque la felicidad de tu pareja es tu felicidad; en el compromiso sin amor te sientes forzado para hacer las cosas y tu pareja se convierte en una carga insostenible, incrementando el desamor..
No se nace amando a una persona, se aprende a amar y así mismo se desaprende, tu pareja es una construcción cerebral que se vino gestando por el cúmulo de experiencias que rodearon la relación y de la interpretación que hiciste de cada experiencia. Puedes reconstruir el sentimiento cuando tomas la decisión de volver a amar, aprendiendo a diferenciar el enamoramiento emocional del amor racional.
Mediante un proceso terapéutico especializado, es posible hacer una reconstrucción de la forma como percibes a tu pareja y recuperar el amor, partiendo de la teoría de la plasticidad neuronal y de la propiedad que tiene el cerebro para reorganizar su estructura y su funcionalidad con base en nuevas experiencias y que vuelvas a reexperimentar el gusto y el sentimiento que una vez existió. Tu decides si vale la pena intentarlo.
Dr Jaime Acosta – Contacto 3045660217
Psicología Clínica, Terapia de Parejas, Sexología, Adicciones, Psiconeuroendocrinoinmunología (PNEI), Trainer en PNL e Inteligencia Emocional, Entrenamiento Mental