La adicción no es un asunto de debilidad o de fuerza de voluntad; si alguien no quiere ser adicto, es el adicto mismo, pero no puede, o no sabe cómo dejar de serlo . Es importante buscar las explicaciones en el cerebro para poder encontrar soluciones sostenibles a largo plazo.
La adicción se adquiere mediante un proceso psicológico y neuroquímico; es psicológico porque es una conducta aprendida, no se hereda y se establece una asociación cognitiva entre el consumo de una sustancia externa con una sensación agradable interna, lo que aumenta la probabilidad que se repita y se mantenga la conducta y es neuroquímico, porque el consumo genera en el cerebro cambios anatómicos, químicos y en la trasmisión de la información neuronal.
Con el consumo de opioides (cocaína, alcohol, marihuana, éxtasis, morfina etc.), se experimenta placer, alegría, paz etc. Porque afecta el sistema de recompensa cerebral, el cual normalmente se activa ante lo que le genera placer (comida, sexo, viajes) y una vez asocia un alimento, sustancia o situación con placer, genera motivación para obtenerlo. El cerebro está conformado por millones de neuronas, las cuales se estimulan ante el consumo de opioides y generan un impulso eléctrico llamado potencial de acción que viaja por el axón hacia la terminal nerviosa y descarga mensajeros químicos llamados neurotransmisores entre los que encontramos: dopamina, endorfinas, encefalinas acetilcolina y anandamida. Estos neurotransmisores, son vertidos en un espacio sináptico que separa a una neurona de otra y la neurona receptora los recibe, para continuar la cadena de información.
Sin embargo, no todos los neurotransmisores son captados por la neurona receptora y quedan en el espacio sináptico, ocurriendo un proceso de recaptación, es decir, lo que cayó en ese espacio retorna a la neurona emisora o presináptica. Cuando hay consumo de opioides, esta recaptación se dificulta porque estos, tienen una estructura química similar a la de los neurotransmisores, es decir, los imitan, por lo que las células receptoras se confunden y tanto el conducto molecular que los transporta para la recaptación como los receptores de la neurona postsináptica están ocupados con los opioides, obligando a los neurotransmisores a quedar en el espacio sináptico y comienzan a sobre estimular a la neurona receptora más de lo habitual.
Algunos ejemplos de imitación de neurotransmisores son; la cocaína es una imitación artificial de la dopamina, la heroína se asemeja a las endorfinas y encefalinas, la marihuana imita a los neurotransmisores cannabinoides, el más importante de los cuales es la anandamida, la nicotina es una imitación de la acetilcolina etc.
El sistema de recompensa involucra neurotransmisores como la dopamina y la sobre estimulación de la neurona, hace que este sistema se desensibilice, necesitando una estimulación mucho mayor, «enseñando» al cerebro a repetir esta conducta y motivando a la persona a continuar consumiendo creando lo que llamamos adicción que sobrepasa toda escala de valores, por eso abandonan a las familias, hijos, trabajo, estudios, etc.
Generalmente el adicto recae y la adicción se vuelve crónica, porque se pretende superarla a punta de consejos, con fuerza de voluntad, o internándolos con medicamentos, esto último es útil, en casos donde se pierde la funcionalidad o hay un peligro inminente. En mi experiencia profesional, he visto resultados sorprendentes y sostenibles mediante un entrenamiento mental que facilita reestructurar las redes neuronales para desaprender conductas, modular el sistema de recompensa, buscar el equilibrio neuroquímico y lograr el autocontrol. Siempre hay luz al final del túnel, las cosas como se aprenden se desprenden y la adicción no es la excepción. Sal ya de esa esclavitud.
Dr Jame Acosta – Móvil +57 3045660217
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