La sabiduría popular dice que “todo en exceso es malo», y parece que esto no excluye a la responsabilidad, una de las virtudes más apreciada en una persona; sin embargo, hay estilos de responsabilidad que pueden afectar tu salud emocional y la de tus colaboradores, bien sean tus empleados, familiares, etc .
Un estudio de la Universidad de Hiroshima y de la Florida Central encontró que un exceso de responsabilidad es el denominador común de los trastornos de ansiedad generalizada y del trastorno obsesivo compulsivo. La responsabilidad puede ser nociva cuando la asumes de la siguiente forma:
NECESIDAD DE CONTROLARLO TODO. El manejo inadecuado de la responsabilidad, puede llevarte a la necesidad de maximizar el control de todo, cosa que es muy difícil y cuando sientes que lo pierdes, te ves sumido en situaciones de incertidumbre que te generan estrés y ansiedad y te bloqueas afectándote emocional mente..
PENSAMIENTO RÍGIDO. Pensar que los problemas o situaciones tiene una sola forma de interpretarse y resolverse es perjudicial, porque solo tienes en cuenta tu punto de vista y anulas la iniciativa de los otros y cuando te falla esa opción, sobre viene la preocupación debido a que no ves otras alternativas posibles, “es así y punto”. Este estilo, trae dificultades de comunicación e interacción social.
NO DELEGAR . Creer que solo tú lo puedes hacerlo bien y resolverlo, es dudar de las capacidades de los demás, esto hace que te sobre cargues de trabajo y se aprovechen de ti; si te atreves a delegar, tienes una obsesión por supervisar para ver si lo están haciendo bien. Esto, puede generar ansiedad, obsesiones, afectar el trabajo en equipo y las relaciones interpersonales.
SER PERFECCIONISTA. Se puede hacer todo muy bien sin ser perfeccionista, cuando hay un exceso de responsabilidad te auto exiges y le exiges a los demás, rara vez estas satisfecho, debido a que siempre habrá formas de mejorar lo que haces. Esto, genera malestar emocional e insatisfacción y puede desembocar en un trastorno obsesivo compulsivo y en malas relaciones interpersonales.
GENERAR FALSAS EXPECTATIVAS. Muchas veces estableces metas u objetivos inalcanzables o que ameritan un proceso para lograrlos. El exceso de responsabilidad con lleva a querer lograr los mejores resultados en el menor tiempo y eso está bien, siempre y cuando te plantees expectativas realistas. Tener estándares muy altos de ejecución y no conseguirlos puede llevarte a la frustración y depresión.
VIVIR EN SOBRE ESFUERZO. Cuando se pasa el umbral de la responsabilidad, ningún esfuerzo es suficiente y eres auto exigente contigo mismo y con los demás; siempre consideras que hace falta más y permaneces largas horas trabajando para tratar de cumplir tus objetivos, lo que puede generar, agotamiento mental, físico y estrés.
TENER SENTIMIENTOS DE CULPA. Una responsabilidad excesiva, con lleva a que cuando los resultados se logran parcialmente o no se logran por algún motivo, así sea ajeno a tu responsabilidad, terminas culpándote tu mismo, con altos niveles de frustración, te impones un nuevo desafío para aumentar tu grado de responsabilidad para expiar tus culpas hasta lograr los objetivos, lo que puede terminar en un círculo vicioso de insatisfacción y culpabilidad que se vuelve insostenible.
Ser responsable es lo mejor, pero serlo en exceso tiene consecuencias emocionales nefastas y puede resultar más mala la cura que la enfermedad.
Dr Jame Acosta – Móvil +57 3045660217
Consulta online y/o Presencial
Psicología Clínica e Integral. Terapia de Parejas, Sexología, Terapia Psicosomática, Coaching, Trainer en PNL e Inteligencia Emocional, Entrenamiento Mental